Por: Alejandro Londoño Hurtado.

Un hombre ejemplar murió el viernes 12 de febrero cuando se movilizaba en su vehículo por la ciudad. Andrés Pardo Vargas entró a una base de datos, uno más del montón, una noticia de dos segundos, otra vida perdida en este mar de indiferencia, sangre y nostalgia.
Uno, como ciudadano y estudiante ve los acontecimientos de la ciudad desde la ventana, como espectador, observador y crítico. Desde allí éstos parecen tan lejanos, tan distantes, como si no tuvieran el poder para tocarnos, pero en el momento menos esperado te toca llevar de la torta, a todos, directa o indirectamente, nos toca un poco de lo único que se reparte en forma equitativa en este país: la muerte.
La parca tocó al viejo Andrés, de una forma vil e inesperada; nadie le preguntó, nadie le reclamó, nadie dialogó con él, simplemente lo asesinaron, así es la lógica bárbara que pasea por las calles de Colombia, los problemas se resuelven con plomo, mil pesos definen el antagonismo y tienen la capacidad de arrebatar a un ser humano el derecho a lo más preciado, su vida.
Mi amigo, mi hermano, mi consejero se fue, y yo esperaría que Andrés se convirtiera en el amigo y hermano de todos los habitantes de este país: estudiantes, profesores, empresarios, políticos, criminales, para que por fin nos demos cuenta de la responsabilidad que todos tenemos en la construcción de una mejor sociedad, de un mejor país, uno donde se vuelva a valorar la vida, una nación que vuelva a creer en el respeto y la alteridad.
Termino recordando las palabras que este gran hombre me envió un día y que se suman a los recuerdos de miles de hombres y mujeres que cómo él, creían en un mejor futuro, en uno que nunca llegó para ellos:
“Me quedo con la propuesta de trabajar como se debe sin esperar el dinero fácil que solo existe cuando se delinque. Me quedo con la ilusión de creer que cuando las cosas se hacen bien y honestamente el resultado siempre sin equivocación es el mismo, me quedo con la idea de trabajar y buscar nuevas opciones para vivir en este mundo mercantilista y capitalista salvaje, me quedo con la idea que la crisis existe por que existen los incapaces que tienen temor al reto y a las nuevas exigencias de un mundo que no hemos diseñado nosotros y del cual somos tan solo viajeros de ocasión y oportunidad”.
Carlos Andrés Pardo Vargas (padre, hijo, ciudadano y amigo)