miércoles, 17 de febrero de 2010

La política: entre la asepsia y la apoteosis: Jorge Giraldo Ramírez

Por: Andrés Felipe Tobón Villada.


El miércoles 17 de febrero, la Universidad EAFIT tuvo una cita en cabeza del decano de la Escuela de Ciencias y Humanidades, el doctor Jorge Giraldo Ramírez, con motivo de la celebración del VI simposio internacional de economía y filosofía, filosofía política y crisis mundial, que organiza el Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia.

En su ponencia: “La política: entre la asepsia y la apoteosis”, el doctor Giraldo responde a la pregunta por las características de la llamada “crisis de la política” con un marco temporal que abarca las últimas dos décadas: desde el 89 hasta hoy.

El decano, antes de plantear una respuesta a la pregunta señalada, hizo énfasis en lo problemático (incluso inútil) del uso del término “crisis”, refiriéndose a la sinonimia que desde Marx hay entre crisis y modernidad. Amén a este hecho, a continuación presentó tres características, ya no de la crisis de la política, sino de la política.

Así, muestra primero un momento al que llama “Hiperpolítica”, señalando los costos que ha traído la exaltación del fenómeno de la democracia como paradigma a seguir. En el segundo momento, denominado “pospolítica”, señala el paralelismo entre el dejar a un lado la realidad de la política en tanto pluralismo, para dar paso a una promesa neoliberal altamente dispendiosa. Por último, señala la tendencia de la “necropolítica” como el modo de discurrir de la política contemporánea, entendida como una posición que niega en principio el pluralismo político y marca indeleblemente la concepción del enemigo a destruir.


No obstante a esta desesperanzada presentación, el profesor Giraldo nos insinúa una serie de pautas a seguir en la acción política de los años venideros. Así, nos invita primero a una renuncia a la violencia como medio de decisión; luego, nos exhorta al respeto por el pluralismo político, aludiendo seguidamente al tercer elemento: el abandono de los extremismos. Para terminar, el decano instiga al establecimiento de la decencia como criterio indispensable de gobierno y comportamiento civil; determinando con esto, la posibilidad del desarrollo de una buena política.

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