domingo, 31 de mayo de 2009

Por Fajardo

Por: Santiago Silva

Hay tantos candidatos, y casi candidatos, para las siguientes elecciones presidenciales, que verlos a todos en detalle seria devastador para mi intención de escribir columnas cortas. Obviemos pues a los precandidatos liberales, que se baten desesperadamente por 0,1 y 0,2 de las encuestas, si es que aparecen en alguna. Incluso de Pardo, que aunque sensato, carece totalmente de cualquier brizna de carisma. Dejemos a un lado a los candidatos uribistas que le hacen campaña desde hace algunos meses al presidente, y que inevitablemente tendrán que unírsele cuando exprese públicamente su voluntad de hacerse reelegir. Incluso olvidémonos de Santos, que condicionó su candidatura a un escenario en el que no se enfrente al presidente, es decir, donde él sea el candidato del uribismo, mejor dicho, olvidémonos de Juan Manuel Santos como aspirante a la presidencia. También hagamos a un lado a los conservadores, neutralizados por Andrés Felipe Arias y su temprana campaña, que terminará una vez empiece la del presidente Uribe, y por la indecisión de Noemí Sanín, cuya popularidad pocas veces se ha visto representada en los votos y seguro menos si se enfrenta a Uribe. Evitemos a Vargas Lleras y su partido Cambio Radical, que se desmorona ante el arremeter de las partidas burocráticas que el gobierno promete a sus congresistas si lo abandonan. Y no hablemos del Polo, con sus divisiones internas, la fuga de sus potenciales candidatos a la independencia y de Carlos Gaviria, cuyo acérrimo anti reeleccionismo se condiciona a si es él el beneficiario.


Ante este escenario, solo cabe hablar de Fajardo, únicamente él merece la utilización de este reducido espacio. Si, el único candidato que se ha mantenido alejado de las mezquindades de la contienda política actual, nunca pendiente de guiños, o alianzas, o vicepresidencias y ministerios, manteniendo una trayectoria integra y concienzuda, con una campaña independiente y ciudadana. Perseverando en un enfoque de política que tanta falta hace en este país, tan distinta de la ‘vieja’ forma de llevar los asuntos públicos. Y las encuestas se lo reconocen, su silencioso periplo por los municipios del país (que ya suma más de 150) se ha materializado en el apoyo de un importante número de colombianos. Fajardo puntea y se perfila como el único que puede atajar al presidente Uribe y su ímpetu reeleccionista.


Pero lo hace con sensatez. No cae en discusiones insulsas y reconoce lo que hay que reconocer y pretende mantenerlo, mientras plantea necesarios e indiscutibles cambios. Fajardo es para muchos el cambio, para otros tantos el complemento. Uribe fue el constructor de un marco donde las políticas de Sergio Fajardo tendrán mayores posibilidades de éxito. Su posición le permite mantener con suficiencia lo que para la gran mayoría de los colombianos han sido éxitos de este gobierno, pero también de llevar un cambio de tal forma que satisfaga a quienes denuncian los puntos flacos de estas políticas y compense las áreas donde Uribe se mostró descuidado.

4 comentarios:

Jose A. Fortou dijo...

Yo diría que hay un pequeño problema con lo que va de la campaña de Fajardo: no ha hecho propuestas concretas, pues dice que no es responsable hacerlo hasta que haya conocido el país (y por su periplo).
¿Por qué va punteando entonces? Por dos razones principalmente: a) porque algunos lo conocen por su trabajo en la Alcaldía de Medellín y b)porque tiene carisma.
Sin embargo, a) la administración Fajardo se ha visto envuelta en dudas a raiz de la llamada "Donbernabilidad" y el leve aumento en de los índices de violencia en Medellín y b) el carisma puede dar gobernabilidad, pero no por eso eficacia y buen gobierno.
Me pregunto entonces qué tan sano es que los encuestados se estén alineando con un candidato muy carismático sólo en base a su pasado (que en el momento no es diáfano) y no a su visión de futuro. Es como decir "Voto por Fajardo porque es un vacán y porque le fue bien en Medellín. ¿Que qué propone? Pues ni idea...".
El triunfo o fracaso de la campaña de Fajardo va a depender en buena parte de cómo le vaya en el debate que le va a tocar empezar a entablar más pronto que tarde.

Unknown dijo...

Tres cosas.

La primera. Reducir la intención de voto de Fajardo(que en la mayoria de las encuestas le permite ir de primero cuando no se enfrenta a Uribe) a únicamente carisma y fama por su paso por Medellín me parece injusto. Sobre todo cuando el incremento en la intención de voto, pero especialmente en el reconocimiento, que ha tenido Fajardo en los últimos meses coinciden con su campaña por los municipios del país. Es importante que éste tipo de campaña, con su utilización de los medios electronicos y las redes sociales, tenga exito, que se perfile como otra forma de hacer política.

La segunda. Fajardo ha considerado que es demasiado temprano para hacer propuestas concretas, eso es cierto. pero no quiere decir que falten ideas, mucho menos que ciertas posturas no sean firmes. La oposición a la Reforma Política es un buen ejemplo de ello. Sin embargo, tenés razón en lo esencial, que me lleva a la tercera.

La tercera. La candidatura de Fajardo se medirá de verdad una vez empiece el enfrentamiento directo. Cuando los desbarajustes de los partidos y "las conversaciones con el alma" de algunos concluyan, y el escenario esté por fin claro, entonces vendrá la hora de Fajardo. En eso estoy de acuerdo.

Gracias por comentar.

PD. Les dejo el enlace de The Life List, de la revista Esquire. www.esquire.com/features/The-Life-List-1299. No tiene nada que ver con Fajardo, pero aún así disfrutenla.

Jose A. Fortou dijo...

Santiago, si el incremento en la intención de voto por Fajardo no se debe a su fama por haber hecho un buen trabajo en Medellín y tampoco a su carisma, ¿Entonces a qué se debe? A que viaja por el país, decís. Pero en ese viaje no ha propuesto nada concreto. Lo que él hace ahí es precisamente sacar a relucir su carisma y la presentación de PowerPoint de su gestión en Medellín.
La campaña Fajardo y la campaña Obama (siento que querés hacer un sencillo paralelo entre ambas en cuanto a su uso de TICs) difieren en que la de Obama llevaba propuestas claras que se oponían de forma clara a las de McCain. Eso, sumado a su carisma (su trayectoria anterior no pesó tanto), hicieron de su campaña un éxito. Veo a Fajardo haciendo sólo parte de eso, y me preocupa que los potenciales electores no estén demandando posiciones concretas frente a temas clave como la dosis personal, la seguridad, la educación, etc.
Un saludo y gracias por contestar.

Federico Hoyos Salazar dijo...

Fajardo es un buen ejemplo de la personalización de la política. Un tipo con buena pinta, buenas intenciones y pocas ideas. Mucha imagen, mucha historia de lo bueno que hizo en Medellín (eso está bien) pero pocas propuestas claras.

De acuedo santi, no digo que Fajardo no tenga ideas ni firmeza. Pero hasta ahora no ha mostrado nada de eso. Grave error no haber asistido al debate de RCN.

Es muy pronto para emitir juicios severos en contra de la campaña de Fajardo, pero sí va siendo hora de que diga qué es, qué cree y qué quiere hacer.

Las posiciones tibias son las más fáciles de sostener, eso es lo que veo en Sergio Fajardo hasta ahora, tibieza.

Saludos señores.