lunes, 13 de abril de 2009

"Lazos de amistad"


“Lazos de amistad”

Por: Santiago Silva Jaramillo*


Los realistas tienen razón, siempre la han tenido. Las relaciones internacionales de los países son dictadas por sus propios intereses, cuando chocan o confluyen, en la confrontación o la cooperación. Por eso es extraño que se dudara de tal manera de la continuidad de las buenas relaciones entre Estados Unidos y Colombia. Si, el cambio de gobierno (y de agenda) parecía insinuarlo, pero si las circunstancias globales, estratégicas y geopolíticas son similares, también lo será la conveniencia de las buenas relaciones. Pues ¿si el Orden Global permanece igual, por qué habría de cambiar el sistema de alianzas?

Y los intereses, que también pueden ser coyunturales por supuesto, se determinan, la mayoría de las veces, por condiciones geopolíticas y geoestratégicas que no cambian con facilidad. Aun cuando Washington pudiera renegar de la amistad de Bogotá los intereses superiores de su estado lo obligarían a replantear tal decisión. Las prioridades de los estadounidenses y de su gobierno pueden cambiar, pero Latinoamérica y Colombia seguirán siendo importantes para su nación, lo quieran o no, les intereses o no.

La animosidad creciente hacia Estados Unidos en la región, que ni siquiera el nuevo gobierno ha podido contrarrestar. La lucha contra el narcotráfico, y la dicotomía entre guerra y legalización. La continuidad de la tristemente célebre Guerra contra el Terrorismo y el potencial de inestabilidad que le es inherente. Y la pérdida exponencial de su influencia en Latinoamérica, robada poco a poco por líderes carismáticos o potencias silenciosas. Todos elementos que obligan a Estados Unidos a mirar al sur y a buscar aliados donde le quedan pocos.

Colombia necesita de un aliado poderoso, que le apoye en su lucha contra el narcotráfico y el terrorismo y sirva de soporte a su aislamiento regional y Estados Unidos necesita un aliado en una región que le es crucial, que le odia y donde busca recuperar su influencia. La necesidad dicta la alianza. Obviando la amistad, la vecindad o las comuniones históricas o culturales, si sirve a los intereses de un país, si le es necesario para promoverlos o preservarlos, se olvidan otras variables, se prescinde de otras consideraciones.

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